Los límites que nosotras nos colocamos fue un cuadrado formado por papel blanco en el suelo, sobre el cual colocamos unas sillas, para soltar en él a alguien con los ojos vendados, para observar su reacción, sus movimientos. Los rastros se percibieron ya que manchamos las patas de las sillas y los pies de la persona con pintura.
Para su ideación creamos un croquis en papel con las dimensiones descritas y fuimos determinando los movimientos.
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